Another day in life

jueves, 12 de febrero de 2009

Historia de un soldado... tristemente recurrente


Hoy un feretro desfiló por las calles de este pequeño pueblo en Chihuahua, cientos de personas lo siguieron hasta el lugar de su ultimo descanso; su madre cansada de llorar desde el momento que supo de la muerte de su hijo, camina con un silencioso y triste paso dentro de aquella negra procesión. Pensando muchas veces el por qué su hijo decidió ser parte del ejercito, tal vez no sabiendo que pudiese en poco tiempo, encontrar ahi mismo el fin de sus dias.
-¿Como se siente madresita?
Pregunta uno de los hijos mayores, dándole palmadas de consuelo mientras ella posa su cabeza entre el pecho de su hijo, tratando de descansar un poco el cuerpo marchitado por la edad y el sufrimiento.
-Cansada Marcelo, pero tenemos que llegar a despedir a tu hermano.
La procesión llegó por fin al cementerio del pueblo, un cementerio tan triste y árido como el sentimiento de todos los que se encontraban ahi en ese momento.
Los tambores y trompetas sonaron con lúgubre acento, muchas de ellas tocadas por sus compañeros, que entre la marcialidad y solemnidad no pudieron de sus ojos esconder el dolor de la partida de su amigo y compañero.
El teniente Arriaga ataviado con sus mejores galas, empieza a hablar del disciplinado y honorable cabo Martinez:
-Estimados todos, hoy nos reunimos para despedir no solo a un soldado del ejercito mexicano, sino a un hijo y hermano que entregó su vida para salvaguardar la seguridad del pais que tanto amaba...
Las palabras del teniente calaban como dagas en lo profundo del corazón de doña Agripina Gonzalez.
-Que va a saber este hijo de puta de mi Juan, si todo el tiempo esta de borracho con el presidente municipal y hasta algunos dicen que él es el que ayuda a que esos malditos pasen la droga por acá. Si vió a mi chamaco solo fue la vez que le entregó el diploma de que había terminado la escuela de cadetes y ahora que los de la tele están acá, se hace el gracioso viniendo a decir sus pendejadas para que digan que sí le importa lo que le pasa a los soldados que esos desgracidos matan para seguir vendiendo sus porquerías.
Aun asi solo sollozos podían salir de la boca de doña Agripina que de ver el féretro de su hijo podía sentir como el alma se le iba con él, el mas pequeño de los cinco.
Los honores terminaron, se oyeron las ultimas notas de la trompeta principal; Pedro, amigo de la infancia entrega en las manos marchitas de la mujer la bandera que cubría el féretro de su hijo.
Sin perder la compostura Pedro con voz casi imperceptible solloza:
-Ya doñita, Juan era un gran hombre, ande, acepte la bandera.
Con un grito agudo de dolor doña Agripina toma la bandera entre sus brazos con tal fuerza que ni todos los días de vigilia y llanto pudieron mellar.
¿Cuantos Juanes se necesitan?
¿Cuantas Agripinas deben llorar a sus hijos?
Solo el tiempo y los muertos dirán...
Solo el tiempo dirá....


PD. Creo que a ella no le importó mucho que la selección mexicana haya perdido contra Estados Unidos

Andicita :(

5 comentarios:

oNDSKa FLiCKa dijo...

Desgraciadamente siempre mueren los menos culpables en cualquier guerra, y generalmente las guerras son por las razones mas estúpidas.

Sin embargo creo que esta "guerra contra el narcotráfico" es de lo mas estúpido del mundo, sin bases ni fundamentos, con el único fin de complacer a USA.

Todo es una obra de teatro cuyos principales actores son mas chafas que el reparto de RBD, todos los extras perdidos, a los invitados de honor les vienen valiendo madre.

Un abrazo!

Andicita dijo...

Asi es, no es mas que un teatro del gobierno, desgraciadamente los de menos rango pagan los platos rotos por cumplir ordenes

Anónimo dijo...

lo más culpables y poderosos son "los alfiles, las torres, los caballos, el rey y la reina", pero los primeros en recibir las consecuencias son los peones del ajedrez

Blogger Pechocho dijo...

Y todavía el gobierno tiene el descaro de seguir con que "la guerra contra el narco, aunque no lo parezca, la vamos ganando".

Sería de risa si no fuera tan patético...

Saludos, mi Dra de Cabecera

Unknown dijo...

Mierda, registra tu blog o resignate a regalarle la historia a algún "cineasta" mexicano de esos condechi que filman historias de los pobres weee.




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